Los bomberos apagan el incendio y encuentran el cuerpo de Elizondo. Luciano anuncia a todos que Dulce María y Fortunata han muerto. Elizondo le informa a la familia Larios que los cuerpos de Dulce María y Fortunata no fueron encontrados y que tal vez el otro secuestrador huyó con ellas en la carcacha del colegio. Herido, Gaspar conduce la camioneta; Dulce María le agradece que las haya salvado. Gaspar las conduce hasta su casa y ahí las obliga jurar que no escaparan mientras él sale a conseguir un pasaporte falso. A petición de Dulce María, Gaspar llama a Luciano para informarle que su hija y Fortunata están en su poder y que posiblemente las dejará en libertad al día siguiente. Por la noche Gaspar empeora y manda a Fortunata a buscar un amigo para que lo cure. Adolfo se presenta ante Luciano para decirle que disfruta verlo con el dolor de perder a su hija. Dulce María llama a Cecilia desde un teléfono público comentándole que no puede decirle dónde están, pero que ella y Fortunata se encuentran bien. Gaspar le confiesa a Dulce María que su hija murió por no tener dinero para costearle una cirugía. Jurado le cura la herida a Gaspar y le pide a Fortunata que vaya a comprarle medicina. En la farmacia dos agentes descubren a la religiosa y la detienen.
Fortunata es llevada al Ministerio Público, pero se niega a dar información argumentando que juró sobre su libro de oraciones no delatar a Gaspar y es encerrada en los separos. Gaspar llama a Tranquilino pidiéndole ayuda para llegar a la estación de autobuses. Pensando que es una trampa, Tranquilino llama a Elizondo y denuncia a Gaspar. Jurado le entrega un pasaporte falso a Gaspar, quien trata de darle dinero a Dulce María para que se compre una muñeca. La niña no lo acepta y le pide que devuelva el botín para que lo perdonen. Gaspar le dice que eso ya no es posible, pero que tratará de no cometer más delitos. Al momento de salir, Gaspar es detenido por Elizondo y dos policías. Conmovido por la nobleza de Dulce María, Gaspar se despide de ella. Luciano llega y abraza a su hija. Adolfo le asegura a Artigas que Luciano fue el culpable de la muerte de Angélica. Dulce María le pide a Silvestre que la lleve a casa de su abuelito, pero éste se niega. Luciano se presenta ante Adolfo y le exige que no regrese a su casa. Adolfo le dice que así será y le pide firmar un documento para que Dulce María rechace cualquier derecho sobre su herencia. Dulce María acude al cuartito viejo y le pide consejo a Angélica para conocer a su abuelito y lograr que él la quiera.
Angélica le cuenta a Dulce María que ella solía vestirse de enfermera para atender a Adolfo y le da una receta para hacer rompope de piñón, pues es su preferido. Luciano le asegura a Adolfo que su nieta únicamente desea conocerlo; él responde que no necesita su cariño. Cecilia se presenta ante Adolfo para tratar de convencerlo, pero éste la corre de su casa. Después de dejar una carta sobre su cama, Dulce María sale a la calle disfrazada como enfermera y acompañada de "Chiripa", donde les dice a dos policías que está perdida y les pide que la lleven a su casa. Dulce María se presenta ante Adolfo fingiendo ser una enfermera y lo revisa, asegurándole que se encuentra muy grave y que deberá aplicarle una inyección. Luciano lee la carta de Dulce María y acude con Fortunata para que le revele su paradero. Pascual confiesa haberle dado un poco de ron a la niña. Dulce María le ofrece una copa de rompope a Adolfo, quien harto le ordena quitarse los lentes. Al descubrir que es su nieta, Alfonso enfurece y acusa a Luciano de querer tomarle el pelo; la niña le dice que su papá no sabe que ella está ahí. Por órdenes de Alfonso, Gracilazo instala a la niña en el asiento trasero del auto para llevarla a su casa, pero al salir a la calle otro auto choca contra ellos dejando a Dulce María sin sentido.
Gracilazo baja aturdido del auto y le pide a un policía llamar una ambulancia y dar aviso a Alfonso del accidente. Adolfo llama a Luciano para decirle que envió a Dulce María con su chofer y le reprocha que deje salir sola a la niña. Al enterarse del accidente, Alfonso llama al Dr. Heredia para que lo acompañe a ver a su nieta, asegurando que no desea llevar ningún remordimiento en su conciencia. En la Cruz Roja un doctor le comunica a Luciano y Estefanía que Dulce María aún no recupera el sentido, pero que se encuentra bien. En privado, Adolfo le pregunta a Luciano sí él le dio la receta del rompope de piñón a su hija. Luciano lo niega para después confesarle que él piensa que Angélica vive en Dulce María. Alfonso responde que no cree en milagros. Dulce María llama en sueños a Adolfo y éste, al escucharla sale inmediatamente de la habitación. Ya en su casa, Adolfo se desploma sobre su escritorio frente a Silvana. Heredia le comunica a Luciano que Adolfo sufrió un coma diabético y éste propone trasladarlo a su casa. Todas las niñas de primer grado acuden a la casa de la familia Larios para visitar a Dulce María durante la hora del recreo. Dulce María entra en la recámara asignada para Adolfo con una rosa en la mano y le da la bienvenida a su nuevo hogar.
Viernes 12 de enero
Adolfo reacciona y le reprocha a Heredia el haberlo llevado a casa de Luciano. Heredia le asegura que ahí encontrará calor de hogar. Indignado, Adolfo acepta quedarse con la condición de pagar su estancia. Por consejo de Angélica, Dulce María hace la tarea en la habitación de Adolfo. La niña le pregunta sobre Angélica. Conmovido, Adolfo le asegura que no quiere hablar de ella. Luciano le entrega a Adolfo los papeles que le firmó Artigas y le prohíbe a Dulce María pedir ayuda para hacer su tarea. Adolfo le reprocha a Luciano su dureza, pero éste le contesta que educará a su hija de acuerdo a sus principios y lo enfrenta con la mirada. La Reverenda Lucía le entrega a Cecilia una carta escrita por la Madre Superiora para Dulce María, quien se entristece al leerla. Adolfo se presenta en la recámara de su nieta para ayudarle a terminar la tarea. Luciano se da cuenta y lo comenta furioso con Cecilia, quien le pide no reclamarle a Adolfo pues es una demostración de cariño. Dulce María se duerme; Adolfo termina su tarea, la cobija y la besa antes de salir. La Reverenda General presenta a la Reverenda Lucía como la nueva directora del colegio e informa acerca del estado de salud de la Madre Superiora. Entran mariachis tocando "Las Golondrinas" y todos los presentes aplauden emocionados.
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